«¡Qué vergonzoso es cuando esta distinción entre el hombre y la mujer se confunde! Hoy en día muchas mujeres se visten como los hombres, no se cubren, y se cortan el cabello. Muchas de ellas tienen las mismas responsabilidades que los hombres en el hogar, el trabajo, la política, y la sociedad. De la misma manera existen hombres que, debido a la moda y a la flaqueza de su carácter, se dejan crecer el cabello y se embellecen usando ropa, joyas, y perfumes que sugieren un toque femenino. Muchos de estos hombres no ejecutan sus responsabilidades de ser líderes en lo moral y lo espiritual. Tales hombres afrentan (o deshonran) a Dios, el Creador».
Deuteronomio 22.5
Son los patriarcas de nuestras culturas judeocristianas los que han enunciado el correcto comportamiento de hombres y mujeres en cuanto a sus roles, vestimentas y sus relaciones sexuales. Moisés, el Patriarca al que se revela la Primera Ley Divina en el Monte Sinaí, vuelve a traer al pueblo una Segunda Ley que comparte el último texto de la Torah y el Antiguo Testamento. Con el Deuteronomio Moisés se despide de su pueblo enunciando un Pacto que hay que cumplir: someterse a las Leyes de Dios o aceptar que grandes desastres vendrán para el pueblo hebreo.
En tono amenazante se prohibe el travestismo, el transexualismo y el deseo de parecerse al otro sexo. La «normalización» de lo sexual y lo que se enuncia como «natural» viene de la antigüedad y sorprende que tenga tanta vigencia hoy dia.
«Deuteronomio 22.5 parece empezar el mismo tema antes de terminar las implicaciones del sexto mandamiento. Se prohíbe el intento de parecerse al sexo opuesto. La ley tiene como propósito evitar el «trasvestismo» (el deseo de vestirse y actuar como uno imagina que alguien del otro sexo lo hace) y la «transexualidad» (el deseo de ser del sexo opuesto). Tener estas tendencias es el resultado de un accidente biológico o un abuso en la niñez. Quizá la persona no sea responsable por ser así, pero es responsable por lo que hace con esta tendencia.3
Ésta última parte que enuncia la responsabilidad de esta «tendencia» le deja a un@ a solas con su «anormalidad» y su falta a la santidad de la familia y del sexo. Ante tal ley el sujeto puede culpabilizarse y obligarse a llevar una vida recta o desarrollar un comportamiento creativo extraordinario (no sin dificultades), como Catalina de Erauso. Una mujer que fue internada a sus cuatro años en un convento y poco antes de la profesión de sus votos, se escapó (tenía 15 años), decidió vestirse de hombre y recorrer el mundo en busca de aventuras. (Teniendo en cuenta que nació en 1585, la cosa es más que una proeza heroica).
A un nivel más generalizado, se viven las dudas (los grises) con angustia. Porque a veces no es posible desarrollar un ser sexuado creativo ni es fácil encontrar un deseo propio, miramos hacia el cabaret. Allí donde todo es posible, la genialidad del que se retifica y se ríe en su diferencia se expande y crece y colorea el mundo desde el escenario. Así, desde el personaje de Catalina de Eraso, la compañía de danza contemporánea L’Explose interpretó en el año 2002 el espectáculo Al salir de la crisálida, dirigido por Juliana Reyes con el coreografo Tino Fernandez.
A bailar! ;)