Elena Dorfman fotografía personas que han decidido satisfacer sus necesidades de compañía y de relaciones sexuales con muñecos hiperrealistas en su proyecto Still Lovers. Supongo que tiene muchas ventajas no tener que hablar con «tu compañera», que nunca te moleste ni se queje o pida algo. Un cuerpo sin otras necesidades que las que proyectemos sobre él, inmortal, invariable e inmóvil pero a la medida de nuestras fantasías y caprichos. Hoy se decía en el curso de ADERES que el intercambio con otros es el fundamento del ser humano, que nuestras relaciones sociales nos configuran como individuos, y que sin amor no se puede construir un lugar propio… Pero claro, ese amor es siempre insatisfactorio en alguna de sus facetas o nos ahoragía en su completud anulando el deseo. Y nosotros inventamos robots, autómatas, muñecos, animales domésticos y tantos otros artefactos para asegurarnos el control sobre aquello que necesitamos, simular nuestra satisfacción y distraernos sobre nuestras dificultades para relacionarnos piel a piel en un mundo telemático…