«Una de las características más conocidas del individuo occidental urbano del siglo XX y XXI es la necesidad de reconocimiento social. El individualismo creciente durante los últimos 100 años ha convertido nuestro siglo en el de las biografías y las autobiografías, de los retratos y los autorretratos, de los premios -existen en todos los ámbitos-, y los reconocimientos. En este contexto los medios de comunicación -el cine y más aún la televisión-, desempeñan un papel fundamental como creadores de reconocimiento social con una potencia inédita por ningún otro método habido en la historia. La televisión, con su elaborado y depurado lenguaje visual para provocar fascinación y seducción en la audiencia, casi sacraliza todo lo que toca, por lo que salir o no salir en televisión marca una diferencia cualitativa entre las personas».

Ridículo, desnudo y cornudo pero famoso, José Errasti, El País.

¿Y RECONOCER LA REALIDAD SOCIAL?

Hemos sido y somos maleducados por los medios: se admira más a Madonna que a Rigoberta Menchú. Tiempos de siniestro narcisismo, ¿Cómo no participar del espectáculo?